por Pablo Garcilazo
Ahí en el sudoeste de Mar del Plata está el barrio Parque Palermo. Jorge Agüero empieza a narrar con precisión, convicción e infaltable sonrisa y sentido del humor para acompañar cada detalle y situación. Jorge aclara que no es un escritor. Pero de esto se trata. De animarse a no serlo y serlo, por la aguda necesidad del tiempo precioso que uno vive en este mundo y la de contar esas historias barriales, lugareñas, pueblerinas, de personas que aportan a que las cosas tengan esa identidad y sensibilidad únicas.
El barrio era un bosque muy espeso con mucha arbolada a partir de la calle Victorio Tetamanti (la 190). Era una zona que formaba parte del cordón frutihortícola marplatense con producción de cereales y papa. Italianos, españoles, belgas y holandeses son quienes se dedican a estas actividades. “En sus orígenes la población era muy poca” aclara Jorge.
Tiempo después aparecen otras actividades económicas como hornos de ladrillos, aserraderos, criaderos de pollos. Y una actividad que marcara el nombre del barrio: un lugar de descanso de fin de semana. “Así se promocionaba en diarios de la época. Para venir a hacer pic-nic, practicar actividades deportivas”. “Atribuyo el nombre a que el lugar era propiedad de personas como Domingo Arpe que querían hacerlo con un perfil similar a Parque Palermo de Buenos Aires”, sostiene Jorge, quien me va contando esta historia mostrándome fotos y objetos de la época que conserva como museo en la institución “Por amor a los niños” fundada por él y su familia.
En la década del 70 el barrio empieza a poblarse más, crece en los ’80 y en los ’90 debido a las sucesivas crisis económicas y habitacionales trabajadores y desocupados terminan de hacerlo para llegar hasta hoy. Un barrio marplatense que depende administrativamente en su mantenimiento de la Delegación Batán.
Jorge fue trabajador ferroviario, del pescado, vendió ropa en la calle, diarios y a partir de la relación directa con los vecinos y su participación en la realidad social del barrio, que lo llevo a la asociación vecinal de fomento, testimonios de vecinos concretó esta curiosidad y sentimiento en un libro al que llamo “Cosechando recuerdos” de fácil lectura y con testimonios fotográficos, descripción de las calles e instituciones del barrio.
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Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando a Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.
(*): pinceladasmdq@gmail.com